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Mi abuelo, cuando no era clara la finalidad de algo, hacía esa pregunta: ¿y esto a qué conduce mi reinita? Debo confesar que abro este blog con mucho miedo e incertidumbre. ¿A qué me (y nos) va a llevar?… no estoy muy segura mis reinitas.

El objetivo práctico de esta página, dentro de la cual se encuentra este blog, es tener un espacio fijo donde esté la información de las clases de yoga que doy, donde se puedan registrar para una clase muestra gratuita, donde puedan conocer un poco quién soy y cómo llegué al yoga

Ahora, el blog es una cosa aparte y este lo abro por una corazonada. Aquí escribiré de yoga, psicología (carrera que estoy estudiando) y compartiré lecturas, series, películas o anécdotas que me emocionen y que crea que puedan emocionar a alguien más. Con suerte encontraré interlocutoras para generar lazos (aunque sean virtuales). Solo sé que quiero y siento la necesidad de escribir y compartir, estoy abierta a lo que pueda surgir de eso. 

Hace unos meses, a mi mamá le mandaron un video por WhatsApp sobre unos murales increíbles. Esos murales están enfrente de una tiendita de abarrotes en una colonia modesta de León, Guanajuato. Estando por allá fuimos a verlos y Manuel, el autor de los mismos y dueño de la tienda, nos contó la historia mientras nos tomábamos una coquita de vidirio que le compramos.

Manuel pasa mucho tiempo en su tienda y la vista que tenía enfrente no le gustaba, una barda abandonada y grafiteada. Manuel pidió autorización al dueño de la propiedad para pintar la barda e hizo algunas figuras geométricas. Desde que hizo esto no volvieron a grafitear.

Para no hacerles el cuento largo, durante siete años ese pedacito pintado se fue transformando. Ahorita son dos bardas largas y altas en las que Manuel reprodujo obras de grandes pintores: Rembrandt, Velázquez, Da Vinci, Vermeer, entre otros. Cabe aclarar que Manuel era apasionado del arte pero jamás había pintado ni dibujado en su vida. Lo que hizo es extraordinario.

Lo que más me gustó del relato fue lo inesperado de la evolución. Manuel no tenía un plan ambicioso, solo tenía una intención: embellecer la calle haciendo algo que disfrutaba. Hizo esos primeros murales con toda su pasión, poco a poco, en su tiempo libre, sin expectativas.

Durante meses frené la apertura de este blog por no tener un plan, un objetivo, una meta final o una formación de escritora… me perseguía la pregunta ¿qué de lo que tengo que decir puede ser tan relevante como para abrir un blog?

La historia de Manuel me libera y anima. Escribo esto como Manuel pintó sus primeras figuras geométricas, sin saber a qué conducirá y sin esperar que sea una ”obra de arte”, pero eso sí, disfrutando mucho el proceso.

Aquí puedes conocer más de la historia de Manuel y sus murales.

Patricia Robles, “Manuel Díaz, abarrotero convertido en muralista de arte clásico”, La Silla Rota, 28 de enero de 2021

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